Un torneo visto desde dentro: El Europeo EDGC2021 – Jornadas de entrenamiento

El lunes ha amanecido soleado y tras el desayuno en el hotel, Veremundo y un servidor han puesto rumbo al campo de Konopiste Meadows, el nuevo 18 en el que los Master van a competir en este torneo.

Nuestra ronda de entrenamiento ha comenzado a las 08:10 y hemos jugado solos. Ha sido una ronda de introducción a un campo muy bonito y muy bien preparado. Hemos utilizado dos horas y media para terminar 18 hoyos que incluyen tres par cuatro en el nueve delantero, y tres par cuatro y un par cinco en el trasero. El campo es bastante largo, y aunque este par 62 de 2259 metros de ninguna manera se puede comparar al monstruo de Franz Ferdinand, es un campo que requiere cierta condición física para completar el recorrido.


Entre mis hoyos favoritos está el largo #15 con sus 253 metros de una calle que baja al principio y sube las dos terceras partes de su final. La calle cuenta con una ventana  de unos 15 metros de ancho protegida por derecha e izquierda por arboles y matorrales que condicionan el lanzamiento desde el tee. También el hoyo #1, que puede jugarse por derecha e izquierda de un árbol muy grande al final de una calle de 115 metros.

En general el campo es muy técnico desde el tee y se necesitan drives largos y precisos. No castiga mucho los fallos ya que las calles son amplias y sin mucho obstáculo, con la excepción de hoyos como el #9, de 180 metros, con una esquina de 90 grados en la mitad de la calle y un green con árboles y matorrales a su derecha. 

Los diseñadores han optado por el escaso uso de OBs, salvo en dos hoyos, el #3, una isla de 68 metros, y el #12, un par cuatro de 215 metros con OB al lado derecho de la calle y la canasta en una península que siempre tienta a los jugadores a arriesgarse para anotar un birdie. 

Me ha parecido un campo que premia brazos potentes y putts largos. De todas formas, el entorno del campo nos ha dejado prendados tanto a Vere como a mi.

Tras la ronda nos hemos acercado hasta Konopiste para confirmar nuestra llegada y recoger el paquete de jugadores, que esta vez ha estado compuesto por 2 discos y una bolsa conmemorativa. Nada del otro mundo tras abonar 125€ por nuestra participación. Mientras esperábamos he saludado a mucha cara conocida como Charlie Mead, con el que formo parte del comité de disc golf de WFDF, Paul Franz, uno de los fundadores de la EFDF y Jussi Meresmaa, dueño de Discmania.

Por la tarde he asistido a la reunión de la EDGF (European Disc Golf Federation), una reunión en la que se ha debatido el futuro del disc golf en Europa, los próximos Europeos, y las posibles nuevas categorías de edades del futuro. Al terminar he dado un paseo desde Konopiste hasta nuestro hotel en Benesov, un paseo muy agradable de unos 20 minutos.

El martes, ha amanecido de nuevo con sol, y tras un desayuno en el que nos hemos encontrado con Manolo y Fede, hemos puesto de nuevo rumbo hacia el campo de Konopiste Meadows para jugar nuestra segunda ronda de entrenamiento. A las 08:10 hemos realizado los primeros lanzamientos en el hoyo #1, pero esta vez hemos compartido ronda con Bogi, el islandés que ama el Open de España, y el Master sueco Kristian Bengtsson. Ha sido una ronda extremadamente efectiva y rápida que ha sorprendido a un Vere que ha tenido que jugar a una velocidad bastante más alta de la que es costumbre para él. Nos hemos ido del campo con un plan de batalla que, en mi caso, he seguido casi al cien por cien.

A las doce nos hemos ido de nuevo a Konopiste para encontrarnos con Manolo y Fede para realizar las pruebas obligatorias de Covid-19, que han costado 32€ y han sido rápidas y efectivas. Mientras esperábamos, más encuentros con conocidos: la suiza Natalie Holloköi, el portugués Rui Pires, el tour manager de PDGA Europa, Matej Verlei, y los noruegos Håkon Kveseth y Jostein Håland, capitán de la selección noruega y compañero de ronda en el campo Sula en mi viaje por Noruega de hace unas semanas.

Inmediatamente después de las pruebas, Yoya, Vere y yo, hemos viajado a Praga para pasar unas horas de turismo sin disc golf de por medio. Ha sido una tarde inolvidable. Hemos paseado por el casco antiguo de la ciudad y hemos disfrutado de una tarde soleada y calurosa en la que la capital de Chequia nos ha impresionado por su arquitectura, ambiente y belleza. Praga es ahora una de mis ciudades favoritas e intentaré volver a visitarla en cuanto tenga la oportunidad. Estas escapadas del disc golf son las una de las cosas que más aprecio en este tipo de torneos, y esta vez he podido disfrutarlo con Yoya y Vere, que ya habían visitado la ciudad hace muchos años y han sido uno guías excelentes.

El martes ha sido una jornada ajetreada pero alegre, sobre todo por haber dado negativo en los temidos Covid-19 tests que podían habernos dejado fuera de la competición.


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