Un torneo visto desde dentro: la Copa de Catalunya, conclusiones

La Copa de Catalunya ha sido un éxito. Los organizadores han crear una atmosfera relajada durante todo el evento. Han creado un paquete de jugador simple, práctico y con un toque individual. Las rondas han seguido los horarios establecidos, pero ha habido flexibilidad para adaptarlos cuando ha sido necesario. El diseño del campo ha sido funcional, entretenido y siempre exigente. El nuevo #13 ha funcionado y la nueva versión del #16 ha añadido distancia con sentido. Las dos canastas elevadas han nos han obligado a alterar ligeramente la técnica de pateo en esos dos hoyos. Los resultados y grupos han estado siempre al día y tanto Metrix como las tarjetas de tanteo han funcionado.

En lo deportivo, el nivel de los jugadores catalanes me ha impresionado, desde los juveniles, pasando por los amateurs y las féminas, hasta los Open, en todas y cada una de las categorías tienen “presente” y “futuro”. He tenido la oportunidad de jugar con Xavi Aguilar, y su juego ha superado mis expectativas. Dani Cipriano sigue creciendo y su top diez en MPO lo dice todo. Marc López es un killer y sigue mejorando tras su operación. Ha sido un placer jugar con él en las parejas, y lo que he visto a nivel voluntad e inteligencia táctica me hace creer que tiene un futuro muy prometedor. Marina y Carla siguen mejorando, y creo que no falta mucho para que nuestra Aida se vea obligada a volver a su categoría natural. Gerard, Merlin y Xavi Rufat ya están entre los mejores amateurs, y supongo que en un tiempo pasarán a MPO para competir al nivel más alto.

Fede Sörenson sigue impresionando y es el jugador con el segundo mejor rating de España. Su evolución esta temporada ha sido impresionante. Miguel Caparrós no ha tenido un buen torneo, no ha podido entrenar lo que desearía, pero este es un tema en el que ya estamos trabajando, y lo que es indudable es su potencial.

A nivel personal, mi juego ha estado bien. El campo de Palau es un campo que mentalmente te obliga a pensar en hacer birdies todo el tiempo, sobre todo en los nueve primeros hoyos, y si no los consigues te puede desesperar. En esa parte del campo he anotado seis de nueve birdies en cada una de las tres rondas que he jugado. Mejorable evidentemente, pero suficiente. A lo largo del torneo he anotado únicamente tres bogies. Innecesario evidentemente, pero ninguna catástrofe. Dos de ellos han sido en el #11, ambos aproximaciones arriesgadas que hubiese en cualquier caso repetido, porque son intentos necesarios para poder desarrollarse como jugador. El otro bogey lo he hecho en el #17, tras un drive impreciso y un intento de aproximación muy poco fino. En total he hecho unos seis o siete lanzamientos verdaderamente malos, nueve si incluyo putts. Eso significa que he fallado un 7% de mis lanzamientos, una estadística nada mala. 

Lo que mejor ha funcionado ha sido mi cabeza. No es nada fácil jugar en un entorno en el que tengo la sensación de que mucha gente desea que falles, que lo importante es que gane otro. Es una presión que ahora mismo solo conozco y experimento yo, algo normal en todo tipo de competición, pero igualmente duro y doloroso. Abstraerse y mantener la calma es algo difícil y que cansa, pero he tenido la suerte de llevarlo a cabo, ya que esta vez, Fede Sörenson me ha seguido hasta la mismísima puerta. Mi mantra, “keep calm and do your job”, ha culminado en el hoyo #16 de la tercera ronda, el hoyo en el que se ha decidido el torneo. Ha sido increíble vivir el desenlace desde “dentro”. Hacia el exterior emano calma, pero dentro de mi cabeza se libran batallas muy grandes entre el demonio de la negatividad y el ángel de la positividad. En esto del disc golf es necesario saber lanzar, pero imperativo saber competir, y eso es algo muy diferente. He tenido la suerte de tener al lado un jugador que me ha presionado hasta el final, y eso es algo que no tiene valor, porque me obliga a mejorar y dar lo mejor de mismo. Solo tengo agradecimiento hacia Fede, porque sé perfectamente que lo que hace no es nada fácil.


Me gustaría haber visto jugar a los jugadores de las otras categorías, pero es algo imposible en este tipo de torneos. Me gustaría porque tengo curiosidad profesional. Como entrenador siempre me gusta observar el juego de los demás, ver cómo solucionan problemas, observar su técnica e intentar entender sus decisiones tácticas. Esta vez no ha podido ser, pero estoy seguro de que podré hacerlo en el futuro.

Me he ido de Catalunya con muy buen sabor de boca. He tenido la oportunidad de pasar unos días antes del torneo en una parte impresionante de la región que me ha enamorado, en un sitio en el que en unos meses habrá otro campo de discgolf. He sido parte de un gran evento, histórico al ser el primero en Catalunya, y he tenido la suerte de poder ganar. Un viaje que ha comenzado con dudas por el tema del Covid en Europa ha terminado como una gran experiencia. Life is good.


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