Open de España 2020: resultados de los españoles
Con tiempo libre entre mis manos me he puesto a analizar un poco las cifras de los jugadores españoles en el Open. Son observaciones de carácter personal y no es seguro que estéis de acuerdo con mis conclusiones, pero para mi lo importante es intentar entender lo que ha pasado y aprender algo en el proceso.
En esta edición hemos participado 27 jugadores de nueve clubes, en las cuatro categorías ofertadas en el evento. Nuestra representación ha sido de tres en MPO, una chica en FPO, cinco en MP40 y 18 en MA1. Todos, sin excepción, hemos completado cada una de las rondas.
Es necesario tener en cuenta que este año el tiempo ha jugado un papel muy importante en lo referido a los resultados. Hemos tenido mucho viento los tres días de competición, y no solo eso, el viento ha aumentado en intensidad a lo largo por las mañanas, amainando siempre al final de la tarde. Esto ha significado que la categoría MA1 ha siempre ha jugado con menos viento que el resto, sobre todo los mejores MP40, las féminas y los MPO. Esto explicaría el juego de Mathias Villota, pero solo parcialmente, porque lo que está claro es que el chico, un adolescente en toda regla, es un fenómeno. ¿Cómo habría sido su juego en la categoría MPO, con peor tiempo y mucha más presión? Nunca lo sabremos, pero es un dato a tomar en consideración. La lluvia del viernes también complicó el panorama, pero el viento del domingo fue el que más complicó las cosas. En semejantes condiciones el juego es más conservador y el pateo es menos agresivo.
Si empiezo con mi propio juego, es más fácil entender mis observaciones.
Desde el principio del torneo y viendo el tiempo, mi estrategia ha sido la de contención de errores. Teóricamente fácil: si tengo la posibilidad de hacer un birdie sin riesgo lo intento, de lo contrario siempre aseguro. Ha funcionado en las tres rondas, pero ha sido mentalmente más exigente en la última, con el peor tiempo del torneo y el título en juego.
El problema es siempre abstraerse del entorno, y no caer en la tentación de dejar que el juego del resto del grupo marque el de uno mismo. Si tengo que asegurar un putt de cinco metros, lo hago y basta. Me es totalmente indiferente lo que piensen mis compañeros de grupo o el público en general. Parece fácil pero no lo es, para nada. Por otra parte no utilizo energía en conocer mi propio resultado o el del resto del grupo. Mi energía se centra únicamente en el lanzamiento que voy ha realizar en ese momento, ni el anterior ni el siguiente. El único momento en que sé el resultado es cuando relleno tarjeta al final de la ronda. La única excepción es el último hoyo del torneo, por si necesito tomar decisiones tácticas con respecto a mi posición final en la tabla. En el resto de los lanzamientos del torneo simplemente intento realizar cada lanzamiento a la perfección. Nada más.
Sé que voy a hacer fallos, es humano, intento evitarlos, pero cuando sucede lo registro, lo guardo en mi memoria y sigo adelante, sin pensarlo dos veces, el análisis lo hago cuando repaso mentalmente la ronda.
Mi entorno ve que saco un disco, lo lanzo, lo guardo y sigo adelante. Dentro de mi cerebro existe otro mundo invisible para mis compañeros de ronda, en ese mundo pasan muchos pensamientos por mi cabeza, mi trabajo es únicamente filtrarlos y utilizar únicamente los que me sirven para seguir jugando de forma efectiva. En ese mundo abstracto se desarrolla mi batalla más dura, juego contra mi mismo, nadie más.
Partiendo de esa base, mis rondas han estado muy bien. Siete bogeys, cuatro de ellos en una última ronda muy difícil, y únicamente tres OBs, todos ellos consecuencia de errores marginales. Ningún hoyo con un resultado mayor que bogey. La contención ha funcionado.
Al otro lado de la escala también muy bien, 16 birdies y juego estable. Estoy satisfecho.
Pero ¿qué ha pasado a mi alrededor, sobre todo con el resto de los españoles?
El problema es siempre abstraerse del entorno, y no caer en la tentación de dejar que el juego del resto del grupo marque el de uno mismo. Si tengo que asegurar un putt de cinco metros, lo hago y basta. Me es totalmente indiferente lo que piensen mis compañeros de grupo o el público en general. Parece fácil pero no lo es, para nada. Por otra parte no utilizo energía en conocer mi propio resultado o el del resto del grupo. Mi energía se centra únicamente en el lanzamiento que voy ha realizar en ese momento, ni el anterior ni el siguiente. El único momento en que sé el resultado es cuando relleno tarjeta al final de la ronda. La única excepción es el último hoyo del torneo, por si necesito tomar decisiones tácticas con respecto a mi posición final en la tabla. En el resto de los lanzamientos del torneo simplemente intento realizar cada lanzamiento a la perfección. Nada más.
Sé que voy a hacer fallos, es humano, intento evitarlos, pero cuando sucede lo registro, lo guardo en mi memoria y sigo adelante, sin pensarlo dos veces, el análisis lo hago cuando repaso mentalmente la ronda.
Mi entorno ve que saco un disco, lo lanzo, lo guardo y sigo adelante. Dentro de mi cerebro existe otro mundo invisible para mis compañeros de ronda, en ese mundo pasan muchos pensamientos por mi cabeza, mi trabajo es únicamente filtrarlos y utilizar únicamente los que me sirven para seguir jugando de forma efectiva. En ese mundo abstracto se desarrolla mi batalla más dura, juego contra mi mismo, nadie más.
Partiendo de esa base, mis rondas han estado muy bien. Siete bogeys, cuatro de ellos en una última ronda muy difícil, y únicamente tres OBs, todos ellos consecuencia de errores marginales. Ningún hoyo con un resultado mayor que bogey. La contención ha funcionado.
Al otro lado de la escala también muy bien, 16 birdies y juego estable. Estoy satisfecho.
Pero ¿qué ha pasado a mi alrededor, sobre todo con el resto de los españoles?
Esta sería la distribución por categoría de todos los españoles. Carlos Ortega sería el mejor en Open, Aida en Féminas, yo en MP40 y Marc López en MA1.
Parece claro que los mejores en cada una de las categorías tienen en común el menor número de fallos o de errores graves. León por ejemplo, ha anotado +3 en dos hoyos, y con pares en lugar de esas dos catástrofes habría terminado igualado con Carlos Ortega. Algo semejante hubiera sucedido con Iván sin su cuádruple bogey en su último hoyo del torneo en el #18. Sin ese error estaría a uno de Manu Almeida. Una simple tarea como la de evitar errores, se complica mucho cuando se le añaden todos los factores que afectan la psicología de una ronda. Es evidente que la gran mayoría de los jugadores españoles habrían mejorado su resultado final simplemente evitando errores, grandes o pequeños.
Si observamos el conjunto de todos nuestros jugadores sin tener en cuenta la categoría, podemos ver como han rendido jugando el mismo campo y el mismo número de hoyos :
Lo más sorprendente es que tenemos a un MP40 en lo más alto, y que además se han colado otros dos MP40 y un MA1 en el top 5. Vemos a Aida en el top 10, algo verdaderamente impresionante. También es curioso que el segundo jugador con más birdies, León, esté en una séptima posición, algo que respalda al menos parcialmente la teoría de que esta vez lo mejor seguramente ha sido evitar errores.
Lo más sorprendente es que tenemos a un MP40 en lo más alto, y que además se han colado otros dos MP40 y un MA1 en el top 5. Vemos a Aida en el top 10, algo verdaderamente impresionante. También es curioso que el segundo jugador con más birdies, León, esté en una séptima posición, algo que respalda al menos parcialmente la teoría de que esta vez lo mejor seguramente ha sido evitar errores.
En cuanto a errores se refiere, también se ve claramente que los OBs también son muy caros. Con las excepciones de Lucas Rey y Mikel Ibarrola, los jugadores con el menor número de OBs están todos en el top 9 de la lista final.
Otro detalle es la amplitud en los resultados de las rondas. La diferencia entre la mejor y la peor ronda es un indicador de la estabilidad de juego:
Xurde es el jugador más estable entre los españoles, sus tres rondas oscilan entre 66 y 68. Muy estable. John Cornett es casi más interesante, sus rondas oscilan entre 64 y 67, pero además de esa estabilidad, sus peores hoyos son dobles bogeys, nunca un resultado más alto.
John, Xurde, Jon, Miguel Caparrós y Mikel son jugadores que seguramente han jugado por debajo de su nivel y que en poco tiempo notarán una gran mejora en su resultados, ya que probablemente solo necesitan algunos ajustes en su juego para hacer mejores rondas.
Al el otro lado de la escala encontramos a Ismael, que ha ido mejorando ronda por ronda y ha terminado con un 60, que sería la segunda mejor ronda de un español en la última jornada, y Andoni, que rebajó su primera ronda con 19 lanzamientos el sábado, pasando de 91 a 72. Gran potencial ambos.
John, Xurde, Jon, Miguel Caparrós y Mikel son jugadores que seguramente han jugado por debajo de su nivel y que en poco tiempo notarán una gran mejora en su resultados, ya que probablemente solo necesitan algunos ajustes en su juego para hacer mejores rondas.
Al el otro lado de la escala encontramos a Ismael, que ha ido mejorando ronda por ronda y ha terminado con un 60, que sería la segunda mejor ronda de un español en la última jornada, y Andoni, que rebajó su primera ronda con 19 lanzamientos el sábado, pasando de 91 a 72. Gran potencial ambos.
Es imposible analizar el juego de alguien sin haber compartido ronda, pero creo que los resultados dan muchas pistas para todo aquel que tenga ganas de mejorar.
Por qué, cómo, dónde y cuando. No se necesita mucho más para mejorar.
Y no, no es el disco, eres tú y tu mente. En mis rondas he utilizado únicamente un Flow Air, un Saint, un Compass y un Mercy. Cuatro discos, eso es todo.
Aquí os dejo unos datos sobre las rondas de los españoles:
Por qué, cómo, dónde y cuando. No se necesita mucho más para mejorar.
Y no, no es el disco, eres tú y tu mente. En mis rondas he utilizado únicamente un Flow Air, un Saint, un Compass y un Mercy. Cuatro discos, eso es todo.
Aquí os dejo unos datos sobre las rondas de los españoles: