Un disco es más que un disco
Siempre
que introduzco el disc golf a nuevos jugadores, suelo decir que nuestro deporte es
más que un deporte. En nuestros campos encontramos siempre a gente desconocida
con la que entablamos conversación a lo largo de una ronda y muchos jugadores
hacen nuevas amistades a través del disc golf. Es algo que sucede muy a menudo.
Los discgolfistas somos un grupo que entendemos el valor social de nuestro
deporte, y por esa razón siempre intentamos enseñarnos mutuamente nuestros
campos. Cuando viajo por el mundo siempre intento visitar uno o varios de los campos
de disc golf de la zona, y siempre suelo ponerme en contacto con algún
discgolfista local. Sé que siempre van a estar encantados de utilizar un par de
horas para enseñarme su campo, y seguramente, contarme muchas cosas sobre la
historia del disc golf en su ciudad y en su vida. Esto es algo que ya han
vivido en Oviedo muchas veces, y los jugadores del Disc Golf Club Oviedo nunca
han dudado en enseñar su campo a visitantes de cualquier sitio del mundo.
El
pasado miércoles nos tocó el turno a Torleiv y a mí en Oslo, y este es el
relato sobre la historia de un disco marcador.
En
realidad la historia empieza en el aparcamiento del campo de Purificación Tomás
un par de días antes del comienzo del II Open de España, cuando Torleiv me
regala un mini marcador metálico, un disco precioso y personalizado con el logo
del DGCO en la parte delantera y con mi número PDGA y mi nombre en la trasera.
Fue un detalle que me alegró un día que había estado lleno de estrés y que me
encantó por ser lo que es: un detalle de alguien que me conoce, que tiene el
disc golf en común conmigo y sabe a la perfección que es algo que aprecio voy a
utilizar desde el primer momento.
Torleiv
me explicó que lo había encargado de los Estados Unidos, y que el disco estaba
hecho a mano por un jugador americano que personalizaba los discos por pedido y
que había creado una pequeña empresa para su negocio. El disco se ha convertido
en mi mini preferido y ya cumplió su tarea en el Open de España, donde me
acompaño en todos mis lanzamientos.
La
mañana del pasado miércoles recibí un mensaje de Torleiv preguntándome si tenía
ganas de acompañarlo en una ronda en el campo de Stovner, uno de los mejores
campos de Oslo y la sede del Oslo Open 2017. Lo hacía porque se había puesto en
contacto con el Nic Spitler, el jugador de Nueva York que había fabricado el
flamante mini que Torleiv me había regalado en Oviedo. Afortunadamente el
miércoles es el único día de la semana que no dirijo entrenamientos en mi club
y el día que normalmente puedo dedicar a otra cosa que fútbol. Abrimos
rápidamente un chat de Facebook con Nic y Torleiv, y quedamos en que Nic pasaría
a recogerme con su coche sobre la una del mediodía.
A la
una y cuarto apareció un Audi de alquiler con matrícula danesa con Nic al
volante y con su mujer Jennifer de copiloto. El viaje desde mi casa al campo de
Stovner es de aproximadamente unos 25 minutos y aprovechamos el rato, como es
natural, para conversar y cambiar impresiones. Jen y Nic me contaron que habían
decidido irse de vacaciones de disc golf por Escandinavia. Jen lleva poco
tiempo jugando al disc golf, pero le ha gustado y siempre aprovecha para probar
los campos en los que juega Nic. Esta pareja de discgolfistas ha dejado
recientemente Nueva York y ha cambiado su casita en la gran manzana por una
casa con un gran terreno en New Jersey, donde Nic ha empezado a construirse un
campo de disc golf en su propio solar. En estas vacaciones han volado desde
Nueva York a Islandia, donde han pasado un par de días y han probado un par de
campos. Desde el país de los geiseres han volado a Copenhague y han jugado el
campo de Valby. Al día siguiente han conducido de la capital danesa a
Gotemburgo, han madrugado para jugar el campo de Skatås antes de meterse tres
horas y media de coche para llegar a Oslo y jugar con nosotros en Stovner.
Verdaderamente impresionante.
Como
seguramente os imagináis, el viaje ha sido muy ameno, y hemos hablado bastante
sobre campos y diseños.
Al
llegar a Stovner nos esperaba Torleiv, ya preparado para jugar una ronda muy
interesante, ya que el Oslo Open 2017 se
celebra en este campo en junio, y el club que lo organiza ha decidido alterar
seriamente el diseño para complicar aún más el juego.
La
ronda ha transcurrido sin incidencias hasta el último hoyo, un hoyo conocido
para todos los que han probado este campo. Ese es el hoyo donde gané de forma
muy especial el Oslo Open de hace unos años, un hoyo que puede castigar
seriamente a cualquier jugador que lo tome a la ligera, algo que ha sucedido
con tanto Nic como Torleiv en esta ocasión.
Nic en el tee del #18, con su terrorífico green la parte superior de la foto |
Tras
tres horas de juego Nic y Jen se han ido hacia a su apartamento de alquiler
para pasar una tarde en Oslo y ver, en plan ya más turístico, lo que es la
capital noruega.
Yo me
he vuelto a casa con dos nuevos amigos y alguna historia más sobre un disc golf
que no deja de generarme experiencias positivas como la de este miércoles.
Mi
mini, tiene una historia única y bonita, y cada vez que marque un lanzamiento
con el podré recordar una mañana fría de marzo en la que conocí a Jen y Nic.
Si
necesitáis un regalo muy especial para alguien que le guste el disc golf, los
discos de Nic son la alternativa perfecta. Si os interesa no dudéis en poneros
en contacto con el por su página de Facebook. Si lo hacéis, por favor contadle
que leísteis este artículo en mi blog, seguramente le hará gracia.
Y por
si todavía no lo tenéis claro: nunca dejéis pasar una oportunidad de ser anfitriones
para un discgolfista que está de paso por vuestra ciudad.