Esta mañana ha comenzado mi peregrinaje a Oviedo para preparar, administrar y competir en el cuarto
Campeonato de España de disc golf. Parece fácil pero no lo es. A las 03:00 ya estaba camino del aeropuerto de Oslo, maleta en mano y mochila a cuestas. Un ritual que se ha repetido cada otoño desde 2013, cuando e celebró el histórico primer Campeonato de España.
Los próximos días van a estar llenos de disc golf a todos los niveles, desde el rediseño del campo hasta la administración del torneo en si. Largos días con muchas tareas muy variadas, mucha convivencia con Raúl y Fernando, mis socios de
CRK Disc Golf, y como no, con la gran mayoría de los discgolfistas más ávidos de España.
Deportivamente existe una gran probabilidad de que el domingo se corone un nuevo campeón de España. Los locales aprietan cada vez más y yo cada vez menos. Sería lo más natural y seguramente lo más sano para nuestro deporte. Estoy mentalmente preparado, pase lo que pase. Lo único que puedo asegurar es que voy a darlo todo, como hago cada vez que compito. Más no puedo hacer.
En Frankfurt, entre el fútbol en Oslo y el disc golf en Oviedo, he dejado atrás a mi familia en Noruega para unirme de nuevo a mi familia en España, y cuando esté compitiendo el domingo en el Parque de Purificación Tomás, Benjamin y Daniel estarán jugando sus partidos en el torneo infantil de nuestro club,
Frigg. En Oviedo seremos un pequeño grupo de discgolfistas, en Oslo serán cientos de equipos y más de mil niños. Va a ser imposible no pensar en el fútbol, pero intentaré movilizar toda mi energía mental para dar un poco de guerra en esos nuevos hoyos del Puri.
Ahora me toca correr hacia la puerta de embarque hacia Bilbao...
