Un torneo visto desde dentro: el Abierto de Berlín 2015 (III)

Gracias por tu ayuda George!
Hoy me he levantado muy temprano, cuando me he despertado no he podido conciliar el sueño, seguramente por todo lo que ha pasado en este viaje. Tras el desayuno y me he dirigido al campo. Al llegar me he inscrito oficialmente en el torneo y he recogido la camiseta que constituye el kit de jugador. Casi al mismo tiempo George Braun me ha dado una bolsa con pantalones cortos, camisetas, deportivos y calcetines. Ha sido mi salvación, ya que de esta forma no he tenido que jugar en tejanos como ayer.

George, Frank y Skander, todos ellos parte del comité de organización, no han parado de darme la lata para que me cambiara a la categoría Open. Lo hicieron desde mi llegada a Berlín y ha continuado esta mañana. Al final me he cansado y lo he hecho, con lo cual mi objetivo a pasado de intentar ganar la categoría Master a intentar terminar entre los diez mejores en el Open. Tal vez no haya sido un cambio muy táctico, pero ahora si que voy a tener jugadores presionándome por todos los lados. Añado dificultad, pero también diversión.
(de izq.) Jörg, Astrid, Carlos, Gene y Erik

En el precalentamiento he empezado a dudar pero, lo hecho, hecho está, y ahora si que no hay marcha atrás. He tenido que reprogramar mi cabeza para un tipo de juego un poco diferente.

En la reunión de jugadores previa a la ronda, Frank nos ha contado que hay 13 naciones representadas, y que el jugador que ha viene desde más lejos es Pom Holiday, el primer tailandés que compite en Europa, una grata sorpresa. Pom vive en una isla donde tiene su propio campo de disc golf y es un jugador muy alegre y sonriente.

Mi grupo para la primera ronda ha sido muy animado, y compuesto por cinco jugadores, ya que somos 90 en total repartidos en 18 hoyos. Conmigo esta mañana ha estado la jugadora alemana Astrid Ditmann y su caddy, el Master noruego Erik Hammer, el Hyzernaut Jörg Eberts y por último Gene Rüdiger de Wolfenbüttel.

Hemos empezado en el 11, donde he fallado el drive, me he quedado corto en la aproximación y he errado mi putt para par. Un bogey, ningún buen comienzo. En el 12, el más largo del campo, he hecho par, y con ello he estabilizado mi juego. Mi primer birdie ha llegado en el largo hoyo 15, y tras el conseguido cuatro más, con lo que he terminado mi ronda con 53, relativamente contento tras un comienzo un poco catastrófico. Ha sido una ronda marcada por una lluvia intermitente en la que el paraguas que me ha dejado George me ha salvado de muchos problemas.

Segunda ronda, esperando en el hoyo 12, Lukas (izq.), Robert, Daniel y Martin
El almuerzo, un plato de pasta por 8 €, no se puede comparar con el del AsturiasDisc Golf Invitational, pero ha estado bien.

La última ronda de la jornada ha sido más interesante. He jugado en segundo grupo, con Daniel Blank un jugador Berlin, el Master Martin Doerken, el checo Lukas Filander y el Grand Master alemán Robert Delisle.  Ha llovido bastante los primeros cinco hoyos y he notado que estaba jugando en pantalones cortos. Mi primer birdie ha llegado en el 5, y tras el mi juego se ha clamado, evitando bogeys y recopilando birdies cada vez que se presentaba la ocasión. He hecho seis “pajaritos” en total, con lo que he terminado la ronda con 51, un resultado muy bueno que me ha catapultado al primer grupo de la mañana del sábado.

Mi mantra durante las dos rondas ha sido “paciencia”. En un campo de este tipo todo el mundo hace birdies y la cuestión es aislarse mentalmente, seguir tu propio juego y no perder la cabeza cuando tus compañeros de grupo consiguen hacer varios birdies seguidos. Esta parte mental de mi juego ha funcionado a la perfección todo el día.

Al llegar al hotel me han comunicado que habían llamado del aeropuerto para decir que la maleta había llegado y que tenía que ir a buscarla. Afortunadamente, y tras una conversación telefónica con el responsable de servicio al cliente, he evitado la visita al aeropuerto y me han dicho que la maleta llegaría al hotel sobre las nueve de la noche. He aprovechado para hacer unas compras cerca del zoológico, y así he tenido la oportunidad de probar el metro de Berlín, que es fácil de entender y funciona a la perfección.

Vista de la calle del emblemático hoyo Karl Leid Wig
De vuelta en el hotel me he encontrado con Richar Kollar y Katka Bodova, nuestros amigos eslovacos del Asturias Disc Golf Open, y hemos estado hablando sobre temas de disc golf un par de horas. Cuando ya nos retirábamos a nuestras respectivas habitaciones, allá sobre las once, ha llegado mi maleta, con lo que se me ha quitado un peso de encima.


Estoy contento con la primera jornada. No ha sido una mala elección cambiarse al Open. Es una categoría mucho más competitiva y aunque aquí hay Masters / Grand Masters de gran nivel como Martin Doerken y Robert Delisle, el Open está plagado de jugadores que te presionan todo el tiempo, algo que por lo menos a mi me inspira. Mi objetivo sigue siendo el top 10, pero me gustaría llegar a la final para tener la oportunidad de jugar el hoyo Karl Leid Wig, el hoyo más emblemático del campo, ya que solo es posible jugarlo en el final del Open de cada año. Es un hoyo de unos 130 metros, en un paseo entre dos filas de árboles de unos 10 metros de ancho y con matorrales en los dos laterales exteriores. Se le ha bautizado con ese nombre porque Leid en alemán significa angustia y define el hoyo. En 27 años solo se han hecho cinco eagles en este par cuatro, algo mucho menos común que todos los bogeys y doble bogeys que se ven en el. Viendo el nivel de juego de los mejores jugadores en el Open, dudo que sea posible, pero nunca se sabe.

El campo.
Página del torneo.
Resultados PDGA.

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