Un torneo visto desde dentro: Oslo Open 2015 (II)

La tarde del miércoles ha sido muy ajetreada. Benjamin ha vuelto de una excursión del colegio a las dos de la madrugada tras la reglamentaria visita a urgencias para confirmar una fractura en la muñeca izquierda y con el brazo escayolado con lo que hemos tenido escasas horas de sueño esta noche. 

Nuestra segunda jornada de preparación, a sido muy parecida a la de ayer. Anders y yo hemos llegado al campo sobre las 11 y nos hemos encontrado con un día soleado y de mucho viento. Sabíamos que los organizadores había marcado todas las calles la tarde anterior, y han hecho un gran trabajo, todas las calles marcadas con estacas altas y blancas y cuerda delimitando los OBs. Muy claro y muy atractivo visualmente hablando.

Hemos seguido el mismo método de ayer: jugamos los dieciocho hoyos y probamos drives, aproximaciones y putts dependiendo de nuestras necesidades tácticas.

El comienzo ha sido de película. En el primer hoyo, un par tres de 75 metros de longitud y con una caída de 13 metros, Anders ha sacado su disco de la bolsa y ha lanzado una derecha que ha volado a la perfección, ha tocado las cadenas y ha acabado dentro de la canasta. Un ACE en el primer lanzamiento del día, muchas risas y gran alegría por parte de ambos.

La primer calle modificada para el torneo es la del hoyo seis, y hemos notado inmediatamente que este año las calles son más estrechas y difíciles. Tanto ese hoyo como los dos siguientes se han convertido en verdaderas trampas técnicas en las que el OB está a la vuelta de la esquina, sobre todo si hace viento.

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El hoyo que más discusiones tácticas ha despertado entre nosotros es el diez. El segundo más largo del campo con sus 203 metros y con un triple mando muy complicado a 63 metros de la salida. Anders tiene claro que va a asegurar con un drive corto para hacer un par controlado. Yo estoy todavía contemplando la opción de jugármela desde el tee para facilitarme el par, aunque con la posibilidad de tener que dropar y lanzar mi tercero desde un drop bien situado y que seguramente solo me castigará con un bogey. Hoy he acertado tres y fallado tres desde el tee. Mañana me decidiré.

El último hoyo que ha llamado nuestra atención es el 15. Este es el más largo del campo con sus 240 metros y una calle que en esta edición es bastante más estrecha y que mantiene zonas OB a derecha e izquierda. Un par cuatro muy complicado, que este año lo es aún más.

Hemos terminado la jornada en el hoyo 18, que yo opto por llamar la isla de la muerte, donde se han ganado y perdido campeonatos de muchas y variopintas maneras a lo largo de la historia de este torneo. Un hoyo infinitamente más complicado de lo que parece, y en el que puede pasar de todo.

Ha sido un día soleado en el que hemos visto y saludado a muchos más jugadores que ayer. Está claro que ya están llegando gran parte de los discgolfistas, y mañana el campo estará lleno. Por eso nuestro plan es jugar relativamente temprano y para evitar colas.


El green ondulado del hoyo 18

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El campo
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