Reflexiones sobre el par de los campos

El pasado fin de semana lo pasé jugando en el campo de Stovner en Oslo. Competimos en una versión diseñada especialmente para el Oslo Open, con calles más estrechas de lo normal y algunos hoyos bastante más largos que los habituales del campo. El par se fijó en 57, algo que tanto a Anders como a mi nos pareció un poco duro.

Una de las formas de calcular el par de un hoyo se basa en su distancia, la vegetación y el ancho de la calle, el desnivel y también si contiene dog-legs, outs y mandos. En general y en competición un par 3 tiene hasta 150 metros, un par 4 hasta 240 metros y un par 5 más de 240 metros, siempre tomando en consideración los factores que acabamos de nombrar.

Otra manera de fijar el par es calcular, por cada hoyo, el número de lanzamientos necesarios para llegar desde la salida al green, y añadir dos lanzamientos en el green. Si un jugador de nivel alcanza el green en un lanzamiento, el par del hoyo sería 1+2=3.

El par fijado para el Oslo Open sería de 57 basándonos en el primer método. Si utilizamos el segundo el par podría fácilmente ser 60. La gran diferencia se observaría en la lista de resultados. En el Abierto, por ejemplo, solo cuatro de 100 jugadores terminaron bajo par. Utilizando el segundo cálculo, el número de discgolfistas con un total bajo par sería de 12. En el último USDGC tan solo 27 jugadores terminaron bajo par.

El par es importante como referencia de nivel de juego en relación con el campo en que se juega. Normalmente nos sentimos mejor tras una ronda bajo par que una por encima de par, pero a parte de eso, en competición no significa nada ya que lo único que cuenta es el número de lanzamientos utilizado.

Una de las grandes discusiones entre discgolfistas y, como no diseñadores de campos, es si el par debería de ser más bajo, de tal forma que no se vean listas de resultados llenas de jugadores bajo par. Tal vez no sea una mala idea, creo que es una cuestión de hábitos, estamos acostumbrados a terminar bajo par, pero el pasado fin de semana me ha enseñado que tener que luchar más por el par tampoco está mal. Para mi personalmente no supondría ningún problema que los pares de los campos fueran más bajos.

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