Discgolfeando y de campos, verano 2020: Kristiansund, un campo que necesita cirugía estética urgente

Kristiansund
La segunda etapa de nuestro viaje de verano nos ha llevado hacia el suroeste de Noruega, concretamente a la región de Møre og Romsdal. La etapa matinal ha sido de Trondheim a Kristiansund, un pequeña ciudad costera de unos 24.000 habitantes que data de 1742, y que ha sido un puerto muy importante en esta costa, con mucho transporte de pescado a España y Portugal. La región de Møre og Romsdal es famosa por sus fiordos y montañas, y el paisaje de esta etapa ha estado marcada por esa orografía, como se puede observar en el video que os dejo al final de este artículo. Las tres horas y media de viaje han transcurrido bajo una lluvia intermitente muy típica de esta zona, pero al llegar a Kristiansund nos hemos reencontrado de nuevo con el sol.

 

Kristiansund cuenta con un único campo de disc golf. La instalación ha sido diseñada por Ståle Hakstad, un jugador muy experimentado y uno de los pocos que puede presumir de una Copa del Rey, que conquistó en el campeonato de Noruega de 2013. Ståle me ha enviado información sobre el campo y me ha advertido e incluso se ha disculpado de antemano por el estado del campo, que el Ayuntamiento no ha cuidado en los últimos años.

Mapa del campo de Kristiansund
 El campo esta en el parque Folkeparken de la ciudad, a cinco minutos del centro, y al lado del camping Atlanten. El primer problema que me he encontrado es la falta de algun tipo de señalización que indique que hay un campo de disc golf en el parque . He preguntado en el camping y me han enviado en dirección a una zona determinada del parque. He buscado el primer hoyo durante un gran rato y al final me he visto obligado a llamar a Ståle, que estaba en su trabajo. Con su ayuda he encontrado la primera salida, la de un primer hoyo corto y abierto, con un tee pequeño, ondulado y muy desgastado. La ausencia de mapa de campo y el cartel de hoyo me han dejado un poco preocupado, pero no sabía lo que me esperaba en las siguientes dos horas. El segundo hoyo, de unos cien metros de longitud y con una calle de colina a colina en un pequeño valle, me ha dejado un poco más contento y me ha generado un poco de optimismo. Ha durado poco la alegría, ya que no he sido capaz de encontrar el tercer hoyo y me he visto obligado a llamar de nuevo a Ståle, que amablemente me ha guiado a una tercera salida con una señal de otro tipo, una calle con la hierba muy alta y una canasta pegada a unos arbustos. Un pequeño hyze de unos 70 metros, en dirección a  un green con desnivel de derecha a izquierda. El hoyo cuatro me ha parecido también bonito, con una calle en el bosque y con árboles en ambos lados, creando un túnel lleno de vegetación y luz.

He vuelto a tener problemas para encontrar el hoyo cinco, el ocho y el diez, y me he visto obligado a llamar a Ståle tres veces más. Después del hoyo once he desistido y me he decidido a encontrar las salidas yo mismo, utilizando el mapa de campo online, que como podéis observar en este post, no es nada del otro mundo. He utilizado la mayor parte del tiempo en el campo buscando hoyos y algunas veces incluso canastas. La gran mayoría de los hoyos están en el bosque, en calles con muchos árboles o llenas de vegetación, algo que complica mucho la cosa. Al final he quedado harto del campo y he vuelto al coche casi enfadado. Este es un ejemplo de la importancia del mantenimiento y señalización en nuestras instalaciones, sobre todo pensando en los jugadores que vienen de fuera y no conocen el campo. A mí, personalmente, me ha estropeado una experiencia que podría haber sido muy positiva, ya que el diseño del campo me ha gustado. Los hoyos son todos muy técnicos y variados, con vuelos rectos, hyze y anhyze, calles abiertas, túneles, canastas elevadas y greenes de todos los tipos. El hoyo más largo no llega a los 200 metros y la mayoría ronda entre los 75 y 100. Un campo perfecto para aprender y desarrollarse como jugador.

Molde

 

Creo que es la primera vez que escribo un artículo tan negativo sobre un campo, pero me parece necesario e importante. Como ya he explicado, el diseño me ha gustado, el problema es el mantenimiento. El campo necesita nueva señalización, ahora mismo no existe o es incorrecta. Hace falta un mapa de campo en el primer hoyo y señales en todas las salidas. Deberían de instalarse nuevas salidas/tees, las actuales son casi peligrosas. Las calles necesitan un repaso en lo que a vegetación se refiere y debería de cortarse la hierba de vez en cuando, ya que ahora mismo es fácil perder discos.

 

Según me ha contado Ståle, el Ayuntamiento se ha decidido a renovar el campo y seguramente cuando vuelva a visitarlo, mi experiencia será totalmente diferente. Me alegra que Ståle, que ha utilizado mucho tiempo y energía en este proyecto, tenga finalmente el campo que se merece.

 

A media tarde hemos puesto rumbo a Molde, la ciudad a la que mudé cuando vine a vivir a Noruega y en la que pasé la mayoría de mi adolescencia. Esta ha sido la mejor parte del viaje, y hemos tenido la oportunidad de conducir en la famosa carretera de Atlántico (Atlanterhavsveien) una perla en los fiordos del oeste de noruega y algo que os recomiendo si visitáis este país.

 

Hemos utilizado la tarde para pasear en el centro de la ciudad, cenar y prepararnos para la última etapa del viaje  que nos lleva a los “alpes de Romsdal” y la ciudad de Åndalsnes, que se convierte en nuestra base los próximos días y mi punto de partida para visitar el campo de Øverås Disc Golf Klubb, último campo en este viaje.


Aquí os dejo un video del viaje y unas imágenes en time-lapse de algunos de los hoyos del campo. Al final del clip podéis ver unas imágenes de la carretera Atlanterhavsveien.

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